“La Mujer: Entre el deseo y el Rol femenino en Pandemia”

Adriana Hariton – Psicoanalista en Formación de la Asociación Panameña de Psicoanálisis (APAP)

Pensar sobre la Mujer, sus roles, sus deseos, sus misterios; es un tema que siempre ha despertado mucho interés, pero que sin embargo, no se habla mucho por alguna razón. En vista de esto he decidido darle un espacio a este tema,  que me parece importante que reflexionemos en conjunto como sociedad para generar respuestas a algunos planteamientos propios de la época.

El presente artículo se trata de un análisis sobre los roles y deseos femeninos en la actualidad y más acusadamente en la pandemia; buscando puntos de encuentro entre el psicoanálisis y la realidad cotidiana de la mujer. 

Durante el confinamiento al que nos vimos obligados, mucho de los roles en los que se ven involucradas las mujeres en la vida cotidiana se vieron intensificados o multiplicados por los efectos de la cuarentena que implicaron, el teletrabajo, la escuela virtual de los hijos, entre otras tareas relacionadas  con la contención y el sostenimiento de la casa, la comunidad y la familia.  Aunado a eso el aislamiento exigido por los gobiernos en algunos países de América Latina fue muy prolongado y extremo, situación que las colocó como receptoras de muchas proyecciones y situaciones de riesgo social de distinta índole.  

La psicoanalista Maria Cristina Ortega en su artículo “Vicisitudes de la autovaloración femenina” (2003) nos expresa en sus palabras una visión muy aguda de la mujer actual: “Que tiene  el reto de aunar la etapa de sexualidad activa, maternidad y crianza con el desarrollo de sus aspectos profesionales y laborales. Cada vez es más frecuente que la mujer trabaje o estudie, bien sea por necesidad económica o por el desarrollo de sus inquietudes vocacionales e intelectuales. 

Es un periodo de tremenda exigencia para la mujer, requiere en estos casos de poder hacer un buen uso de su sensatez, capacidad para priorizar, y sobre todo no desviarse de los valores e intereses femeninos. Me refiero a la necesidad de no sucumbir irreflexivamente a condiciones y exigencias laborales que obedecen a valores masculinos. Necesitamos flexibilidad para atender a nuestras criaturas»  

En este mismo sentido Joyce Mc Dougall,  propone que nada se opone a que las mujeres conjuguen la maternidad con el placer de la creatividad personal, pero en este caso pueden surgir problemas específicamente femeninos, que hay que ir viendo en el caso por caso, pero muchas veces se asocian al tema de la Culpa, aunque no exclusivamente. La articulación de los tres deseos femeninos (sexualidad, maternidad y vida profesional) es delicada si la mujer se cree obligada a sacrificar sus necesidades narcisistas y libidinales en provecho de uno de los tres dominios.

Todo lo anterior ha cobrado mucha relevancia frente a las exigencias que nos plantea la pandemia. Pero el interés por investigar sobre la mujer sus deseos y sus roles no ha surgido unicamente en épocas recientes; ya desde comienzos del siglo pasado Sigmund Freud, el creador del psicoánalisis, se esforzó por darle un lugar preponderante en su profesión a las mujeres para ayudarlas a sanarse y entre todos los exploradores del funcionamiento de la mente humana,  fue el primero en interesarse seriamente por la sexualidad femenina en el plano científico. 

Al mismo tiempo que fue un pionero, pudo ayudar a muchas de sus pacientes a mejorar, escuchándolas y brindándoles una comprensión profunda a través de la técnica terapéutica psicoanalítica. También reconoció que había algo más por descubrir y pareciera que temía un poco a los objetos de su fascinación, ya que sus metáforas presentan los órganos femeninos como un vacío, una falta, un continente negro inquietante donde no se descubre lo que sucede. 

Con lo que daba a entender que se quedaba corto y que serían sus colegas mujeres quienes lo ayudarían a seguir descifrando estos misterios. Le brindó también un lugar importante a psicoanalistas mujeres como lo fueron Melanie Klein o su propia hija Anna Freud, entre otras,  quienes nos siguieron iluminando al respecto y complementaron la teoría y la técnica que hoy en día usamos los analistas para trabajar con nuestros pacientes. 

A más de cien años de los primeros trabajos de Freud; aún sigue siendo importante que las mujeres nos hagamos conscientes de que debemos dar a conocer y transmitir al resto de la sociedad nuestras necesidades, como mujeres, profesionales y madres. A pesar de que toda la humanidad ha atravesado por una pandemia cada mujer tiene una historia de vida única que comenzó antes del nacimiento en la mente de sus padres y no hay una sola igual que otra. Por lo que debemos resaltar la importancia de nuestras propias historias que dan cuenta de quienes somos y de esos aspectos conscientes y otros inconscientes a través de los cuales nos vamos construyendo.

 Para luego poder buscar en conjunto posibles alternativas o salidas a las exigencias de la vida moderna y cómo compaginarlas con las inquietudes de cada mujer, sea que quiera trabajar, ser madre o formar una pareja o todas estas o ninguna o alguna de las anteriores, todo es valido. 

Como lo plantea el psicoanalista Donald Winnicot, la identidad se va formando desde el comienzo porque el primer espejo del niño o niña es el rostro de la madre o cuidador primario. Cuando el bebé está en los brazos de la madre, vive y organiza los primeros signos psíquicos de su identidad y futuras relaciones sexuales y amorosas.Una de las funciones de la madre, de ambos padres y de la familia es proporcionar un espejo figurativamente hablando, en el cual el niño o niña pueda verse. 

Existen aspectos núcleares de nuestra identidad como personas, como mujeres o como madres que nos definen. Sin embargo, a lo largo de nuestras vidas van ocurriendo experiencias y situaciones que nos pueden llevar una y otra vez a moldearnos, a transformarnos a interrogarnos o reinventarnos.

En este sentido, el psicoanálisis nos permite entender cómo construímos, nuestra Identidad y porque cada quien es tan unico y singular, a pesar de compartir algunas caracteristicas en común. Que una mujer no solo tiene el rol de madre como destino, como se pensaba muchos años atrás, sino que si así lo decide lo puede conjugar con su rol de pareja y de profesional.

Una vez dicho todo lo anterior, quisera también poner el foco en una problemática muy vigente ya desde antes de la pandemia, que es la de un gran número de mujeres que desean trabajar porque quieren o lo necesitan  y a la vez quisieran poder estar cerca de la gente que más quieren, lo cual no siempre es fácil de conseguir. Sabemos que un niño que ve a su madre que no puede vivir su vida con felicidad es algo que el percibe y lo puede afectar de distintas maneras. 

Por lo que en algunos espacios, ya empezaban  a surgir opciones laborales que permiten acercarnos a esto y las mujeres valoran muchísimo la oportunidad de trabajar en forma flexible, lo cual quedó aún mucho más en evidencia con la pandemia y todo los cambios acelerados que se dieron en este sentido.

La idea o modelo del horario laboral de 9:00 a 5:00,  es lo que hace que muchas mamás abandonen sus trabajos por falta de flexibilidad.Cambiando la modalidad de trabajo, se acorta la brecha de desempleo de género. Haciendo que pueda ser flexible y desde cualquier lado, desde la casa o desde donde la persona decida trabajar.

Adicionalmente y no menos importante destacar el rol del hombre o del padre en este periodo y en la copaternidad, ambos aportando y dividiéndose las responsabilidades o roles y poder entre todos favorecer un entorno que aporte sentimientos de seguridad y amor.

Aunque es un tema que da para mucho más dejaré mis reflexiones hasta este punto. Esperando haber aportado para continuar el diálogo a la luz de todos estos autores que desde la época de Freud hasta nuestros días se han ocupado del tema desde un punto vista psicoanalítico. Como mujeres, hombres y sociedad en general, podemos seguir haciendo uso del psicoanálisis para analizar hechos sociales, así como de la terapia psicoanalítica cómo una herramienta que permite realizar un trabajo interno profundo de autoconocimiento e introspección para encontrar cuáles son aquellas cosas  que nos motivan como: Madre, Pareja y Profesional, para tener un norte y poder formular objetivos en cada área para establecer prioridades, no perder la perspectiva y poder discernir en cada uno de los momentos qué es lo más importante, respetando la individualidad de cada quién.

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